WASHINGTON, D.C. — Un ex presidente Donald Trump con el ceño fruncido salió del fascinante debate del martes con la Vicepresidenta Kamala Harris mostrando quién es en realidad: alguien que rechazó los resultados de las elecciones y que cree que ganó el voto en 2020, un candidato que miente, habla de forma incoherente, no puede responder directamente a una pregunta, está a la defensiva y es incapaz de contener su ira.
“Voy a decirles que en este debate de esta noche van a escuchar el mismo viejo y cansado libro de jugadas, un montón de mentiras, agravios e insultos”, dijo Harris. Su predicción resultó ser cierta.
Harris ganó. Trump perdió.
Trump sólo tuvo puntos bajos durante este enfrentamiento: desde su mentira de que Harris y los demócratas están “ejecutando” bebés, hasta jactarse de no haber recibido suficiente crédito por cómo manejó la pandemia del COVID-19, pasando por la afirmación totalmente infundada de que el Presidente Joe Biden “la odia, no la soporta”.
Y si Trump pensó que la gente no se daría cuenta de que se negó a dar una respuesta de si firmaría una prohibición nacional del aborto, ¡huy, qué error de cálculo! Y su discurso sobre cómo la gente prácticamente le rogó que acabara con el derecho al aborto —a través de sus jueces de la Corte Suprema sólo para que el asunto pudiera ir a ser decisión de los estados.
Sí, cómo no.
Harris apenas tuvo que utilizar sus habilidades como fiscal. La pantalla dividida la mostró perpleja mientras Trump seguía disparándose en el pie con su enmarañado lío de ensaladas de palabras y desvaríos. Que tuviera momentos coherentes no es la historia. Es cuando no los tuvo.
Y con eso, en su primer y probablemente único debate en el Centro Nacional de la Constitución en Filadelfia, moderado por David Muir y Linsey Davis de ABC, más observaciones:
Sobre el aborto
Ante los hechos, Trump no retrocedió. Davis le dijo a Trump —comprobando los hechos en tiempo real— que “no hay ningún estado en este país donde sea legal matar a un bebé después de nacer”. Harris le llamó la atención por no responder a la pregunta.
Muestra de la ensalada de palabras de Trump
“No tienen ni idea de lo que es una buena economía, sus políticas petroleras, cada una de sus políticas, y recuerden esto, ella es Biden, saben que está intentando alejarse de Biden, no conozco al caballero que dice, ella es Biden”.
Sobre la matanza de perros y gatos
Esto se ha convertido en una gran cosa en las redes sociales de derecha, que los migrantes en Springfield, Ohio, están matando a las mascotas para comer. Si no conocías la historia de fondo de esto, bueno, qué va a pensar un votante cuando Trump empezó a hablar de comer perros y gatos. En tiempo real, Muir le dijo a Trump que el responsable de la Municipalidad había dicho que eso no era cierto. Pero Trump, fiel a su estilo, no reaccionó cuando se le confrontó con la verdad.
Harris se metió en la cabeza de Trump
Harris siguió hábilmente, taladrando la psique de Trump. Nunca lo habían aniquilado así. Dijo Harris, Trump “fue despedido por 81 millones de personas y está claro que le está costando procesarlo”.
Estadísticas disparatadas de Trump
Acusó a los migrantes de quitar el trabajo a “50, 60, 70, 80 millones de personas—afroamericanos e hispanos”. Eso es inventarse números.
El apretón de manos, punto para Harris
Desde el inicio del debate, Harris encontró su paso. Caminó enérgicamente junto a su podio y se presentó a Trump, que parecía no saber qué hacer. “Kamala Harris”, le dijo alegremente.
Duckworth en la sala de prensa
La senadora demócrata Tammy Duckworth, copresidenta de la campaña de Harris, se trasladó rápidamente a Filadelfia después de que terminaran las votaciones en el Senado para ser una de las sustitutas de la campaña de Harris que trabajaba con la prensa en la sala de prensa posterior al debate. El portafolio de Duckworth el martes —al igual que en la Convención Demócrata— era, entre otras cosas, dibujar el contraste entre Trump y Harris en cuanto a la disponibilidad de la FIV -—fecundación in vitro— y los derechos reproductivos en general.
Aún no sabremos quién ganó el debate
Las campañas difundirán comunicados de prensa en los que presumirán de la cobertura favorable del debate que su partido obtuvo de los expertos de los medios de comunicación y de las personas influyentes.
Esas críticas favorables son en realidad sólo subidones de azúcar de la campaña y material para los llamados a la recaudación de fondos, que han sido incesantes durante el día por parte de ambos partidoss a través de mensajes de texto y correos electrónicos.
Harris y Trump llegaron al debate empatados en las encuestas nacionales. Ninguno de los dos tiene una gran ventaja decisiva en ninguno de los estados indecisos. Sólo conoceremos el impacto del debate cuando salga la siguiente ronda de encuestas en los estados disputados, siendo Pensilvania el estado indeciso más importante de cara a las últimas semanas.
En la contienda de 2024, los siete estados disputados —con victorias de sólo tres puntos en 2020— son Arizona, Georgia, Michigan, Pensilvania, Wisconsin, Carolina del Norte y Nevada.
Una nueva encuesta nacional del Pew Research Center realizada entre el 26 de agosto y el 7 de septiembre reveló una gran ventaja que Trump perdió después de que el Presidente Joe Biden abandonara la carrera el 21 de julio y Harris se hiciera con la nominación demócrata ese mismo día.
Cuando Biden estaba en la contienda, el 58% de los votantes dijo que Trump era “mentalmente ágil”, frente a sólo el 24% de Biden. Las cosas cambiaron. Un 61% de los votantes dijeron a Pew que Harris era “mentalmente ágil” frente a un 52% para Trump.
Entre otras conclusiones clave de la encuesta, Trump obtiene mejores resultados que Harris entre los votantes blancos anglosajones, 56% a 42%, mientras que Harris tiene una gran ventaja entre los votantes negros, 84% a 13%; los votantes asiáticos, 61% a 37% y los votantes latinos, 57% a 39%.
Traducido por Gisela Orozco para La Voz Chicago