A principios de este mes durante la noche del fallecimiento de la oficial de la Policía de Chicago Krystal Rivera, su hija Bella Medina, que entonces tenía 10 años de edad, miró a los ojos al superintendente del Departamento de Policía de Chicago (CPD), Larry Snelling, y le preguntó: “¿Mi mamá era una buena oficial de policía?”.
“Recuerdo haberle respondido, ‘Tu mamá fue una oficial de policía ejemplar’”, declaró Snelling a cientos de dolientes en el funeral de Rivera el miércoles. “Era magnífica porque, como he dicho con frecuencia que para ser un agente de policía ejemplar, primero hay que ser un ser humano ejemplar”.
Snelling, el comandante de policía de Chicago, Michael Tate, y varios familiares y amigos describieron a Rivera como una protectora de muchos, tanto uniformados como no uniformados, con una risa a carcajadas y un gran compromiso con su familia.
Rivera recibió un disparo accidental de un compañero oficial durante una persecución a pie en Chatham el 5 de junio.
Dos personas han sido acusadas en relación con su muerte. Jaylin Arnold, de 27 años de edad, fue acusado de delitos graves de violencia armada, posesión de una sustancia controlada y posesión de un arma de fuego como reincidente. Adrian A. Rucker, de 25 años, enfrenta delitos graves de violencia armada y posesión ilegal de un arma de fuego, drogas y una identificación falsa. Las autoridades informaron que Rivera perseguía a Arnold cuando recibió el disparo y que Rucker apuntó con un rifle a los oficiales durante el incidente.
Temprano ese mismo día, Rivera había abrazado a Bella con mucha fuerza y comieron alcapurrias, una comida callejera puertorriqueña preparada por su abuela.
El miércoles, cientos de oficiales, familiares y amigos de Rivera se reunieron para el funeral en el Living Word Christian Center en Forest Park.
Rivera, de 36 años de edad, llevaba cuatro años en el Departamento de Policía de Chicago y estaba asignada en el Distrito 6. Se había hecho policía para ayudar a la gente, según declaró al Chicago Sun-Times en 2021. Rivera era madre soltera y amante de la moda y los animales, según declaró su familia tras su muerte al Sun-Times.
“Si quieres pensar en una buena persona, en una gran persona, como ejemplo, pensarás en ella”, dijo su hija Bella.
En el funeral del miércoles, el ataúd de Rivera estaba cubierto con una bandera de Chicago y Snelling le entregó una bandera doblada a Bella.
“En esos momentos, piensas en tu propia familia”, declaró Snelling a los periodistas después del servicio. “La miro y veo a una niña llena de vida, que ya no tiene madre. Perder a una madre que era todo para ella”.
Amigos y familiares hablaron del humor, la fe y el compromiso de Rivera con su carrera y su familia. Algunos se emocionaron, lamentando la pérdida de una vida truncada.
“Me rompe el corazón que no podamos recogernos de la residencia de ancianos como habíamos planeado”, dijo su amiga de toda la vida, Dystany Martínez. “Pero ahora te tengo como mi ángel guardián, adonde sea que la vida me lleve”.
Otros rieron al recordar a Rivera, como dijeron que ella hubiera deseado. Jen Topacio, una amiga cercana, se acercó al podio vestida con pedrería y un sombrero de vaquero, un guiño al buen gusto de Rivera para la moda, su amor por los caballos y su mutua admiración por Beyoncé. Topacio contó historias de Rivera prestándole ropa y viendo películas en su querido sofá.
“Tenías que pasar un código de vestimenta y una verificación de antecedentes solo para sentarte en ese sofá”, contó. “Era una contradicción andante de la forma más hermosa: lo suficientemente audaz como para llevar una placa, pero, déjenme decirles, demasiado nerviosa para quedarse sentada viendo una película de terror”, compartió Topacio. “Feroz un momento, completamente tierna al siguiente”.
En Rivera vieron no sólo a una madre, hermana e hija amorosas, sino también a una amiga, una policía comprometida y una protectora. Desde el momento en que nació, Rivera fue especial, dijo su tía Marisa Mercado, hablando en nombre de la familia.
“Y recuerdo tenerla en brazos en el hospital”, dijo Mercado. “Pequeñita, descansando en brazos. Incluso entonces, había algo especial en ella”.
Una presentación de diapositivas con la canción “Wind Beneath My Wings” de Bette Midler mostró fotos y videos de Rivera a lo largo de su vida: orgullosa con su birrete de graduación, sonriendo con amigos y haciendo muecas con su hija.
Durante su discurso, Snelling prometió que el departamento estará ahí para apoyar a la familia Rivera mientras atraviesan el duelo.
“El Departamento de Policía de Chicago siempre estará aquí para ti. No te vamos a hacer a un lado”, aseguró Snelling. “Bella, te veremos crecer, ir a la universidad y cumplir tus sueños. Y cuando eso suceda, estaremos ahí”.
Los instintos maternales de Rivera trascendieron su vida con Bella y se reflejaron en su rutina diaria en el trabajo, dijo Tate, comandante del Distrito 6. En dicho distrito, se ganó el apodo de “Mamá 2”, la segunda “mamá” del equipo después de la sargento Tammy Matthews, añadió.
En declaraciones a la prensa después del servicio, el alcalde Brandon Johnson dijo que la Municipalidad está “de profundo luto” y aplaudió a los oficiales del departamento de policía. Añadió que cuando un oficial muere, es importante pensar en “la vida que vivió mucho más allá de la placa”.
“Nos duele el corazón, pero aún nos sentimos muy inspirados por su llamado a la acción y su llamado al deber”, comentó Johnson. “Una vez más, esta es una oportunidad para que, como ciudad, nos abracemos”.
El martes, cientos de personas asistieron al velorio en memoria de Rivera.
En el velorio, la maestra de Bella, Ariana Vilcins, aplaudió la dedicación de Rivera a su hija.
“Krystal estaba completamente dedicada a su hija y quería que tuviera la mejor educación, la mejor vida y el mayor amor posible”, dijo Vilcins. “Bella es una niña alegre y cariñosa, y eso es gracias a la forma en que crió a su hija”.
Contribuyó Anna Savchenko, reportera de WBEZ