Es un punto que se refuerza casi intencionalmente, ya que si se conduce por el Chicago Skyway, se pasa por encima de él. Esta es una parte de Chicago que ofreció esperanza a muchos inmigrantes hispanos mientras trabajaban junto a sus hermanos y hermanas inmigrantes de Irlanda, Alemania, Polonia, Italia y Europa del Este, y con afroamericanos que fueron parte de la Gran Migración.
Es fácil pasar por alto el lado sureste, pero cuando se mira el horizonte de Chicago que hace que nuestra ciudad sea tan icónica, se ve el acero que salió de él. Una vez que cerraron esas acerías, el vecindario cambió. Los empleos se acabaron, las familias se fueron y los negocios cerraron. Un área que alguna vez fue vibrante ahora se ha convertido en una sombra de lo que alguna vez fue.
Pero cuando te educaron para aceptar la dureza de la defensa de los Chicago Bears como una virtud cívica, aceptas la tenacidad forjada en ella por los graduados de la Escuela Vocacional de Chicago, como Dick Butkus. Y cuando bailas “Sweet Home Chicago”, celebras el espíritu de la gente que vive en el lado sudeste porque no puedes olvidar que “The Blues Brothers” se filmó allí.
Pueden pasar por alto esta comunidad y a su gente, pero rápidamente se acordarán cada día de su legado.
El legado que mi familia celebra no es muy distinto al de muchos otros de la región. Mis abuelos se establecieron en esta comunidad cuando vinieron de México en la década de 1920 y si bien la mitad de la familia se instaló en el vecindario de South Chicago, la otra mitad se estableció finalmente en el vecindario de South Deering, otra comunidad histórica que formaba parte del distrito 10 de Chicago.
Mi abuelo, mis tíos y mi padre trabajaron en las fábricas de acero y la mayoría prestó servicio en el ejército. Los miembros de mi familia eran propietarios de pequeñas empresas, voluntarios y líderes cívicos. Trabajaban muchas horas, hacían turnos extra y aprendieron otros oficios, todo para poner comida en la mesa y forjar un futuro mejor para sus hijos y nietos.
Ahora que soy padre, trato de transmitirle a mi hijo el legado de mi familia en casa y alentarlo a que lleve nuestro hogar a todos los demás. Cuando yo tenía su edad, a mis hermanos y a mí nos enseñaron el valor del trabajo arduo, de ayudar a las personas cuando más lo necesitan y de estar siempre presentes para los demás porque a veces simplemente estar ahí es todo lo que se necesita. Esos valores han ayudado a nuestra comunidad a sobrevivir los tiempos más difíciles y han hecho de Chicago el gran lugar que es hoy.
Me considero afortunado porque he visto estos éxitos de primera mano a través del trabajo de mi familia. Y sigo viéndolo. Gracias a sus esfuerzos, los miembros de mi familia se han convertido en académicos, artistas, chefs, médicos, educadores, abogados, activistas comunitarios, atletas profesionales, entrenadores y asesores políticos y de comunicación estratégica. Esto último es un poco diferente a los demás, pero créanme, es genial.
Mientras celebramos el Mes de la Herencia Hispana, no pasa un día sin que me sienta agradecido por los sacrificios que hizo mi familia y por formar parte de la historia mexicanoestadounidense. Los miembros de mi familia hicieron el camino para muchos de nosotros y se aseguraron de que cada generación posterior pudiera lograr lo que buscaban: ese sueño americano.
Jon Paul “JP” Valadez creció en el lado sureste y trabaja como director senior en Chicago en Avoq, empresa nacional de comunicación estratégica. Para más información sobre el viaje de su familia y el lado sudeste, visita “Mexican-American Journeys by the Southeast Chicago Archive & Storytelling Project”.
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Traducido por Gisela Orozco para La Voz Chicago