La bebé de esta mujer de Cicero se encontraba en cuidados intensivos; ella estaba detenida por ICE

Nayra Guzmán supo que algo andaba mal con su hija a las pocas horas de nacer: un parto largo y complicado que incluyó un diagnóstico de preeclampsia y terminó en cesárea. En medio de la conmoción de la recuperación, esta madre primeriza notó que su hija tenía dificultades para respirar. Cuando la bebé empezó a ponerse azul, Guzmán observó cómo los médicos la trasladaban rápidamente a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN).

En los días siguientes, la joven de 22 años de edad se concentró exclusivamente en la recuperación de su hija, incluso cuando su hogar, el área metropolitana de Chicago, se convirtió en el último objetivo de la agenda de control migratorio del presidente Donald Trump, en una campaña llamada Operativo Midway Blitz.

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“No nos preocupaban las redadas migratorias”, dijo Guzmán, una inmigrante mexicana con una solicitud de asilo y una visa para víctimas de delitos pendientes. “Nuestra preocupación era: ‘¿Cómo vamos a llevar a esta bebé a casa y sacarla del hospital?’. Esa era nuestra prioridad número uno: que estuviera sana y salva, y todo lo demás había quedado en segundo plano”.

Eso cambió la mañana del lunes 20 de octubre. Apenas 15 días después del nacimiento de su hija, mientras Guzmán, su madre y su hermano menor subían a su auto para su viaje diario a la UCIN, fueron rodeados por agentes de inmigración y trasladados rápidamente a un centro de detención.

Desde que Trump asumió el cargo en enero, el gobierno ha abandonado las políticas del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) que restringen el arresto y la detención de inmigrantes que han dado a luz recientemente, están embarazadas o en período de lactancia. Como resultado, el gobierno ha puesto bajo custodia a inmigrantes como Guzmán, quienes son médicamente vulnerables y cuya detención amenaza no sólo su propia salud, sino también la de sus hijos recién nacidos —generalmente ciudadanos estadounidenses— al privarlos de un vínculo temprano, beneficioso para el bienestar de un bebé a lo largo de su vida.

Nayra Guzmán holds documents stating that she was detained by immigration officers and released on November 24, 2025, in Cicero, Illinois. This image has been edited to protect her privacy.

Documentos de Nayra Guzmán que indican que fue detenida por agentes de inmigración y liberada. Esta imagen ha sido editada para proteger su privacidad.

Jamie Kelter Davis para The 19th

La repentina expansión de los arrestos migratorios en Chicago por parte del gobierno significó que Guzmán estuvo bajo custodia del gobierno durante aproximadamente 34 horas. Permaneció en un centro de detención diseñado para albergar a personas sólo durante una pequeña fracción de ese tiempo, un centro que ha sido objeto de intenso escrutinio en medio de acusaciones de hacinamiento, de condiciones insalubres y de atención médica limitada.

Aunque aún intentaba producir leche materna para su hija, Guzmán tuvo acceso limitado a alimentos y agua en el Centro de Procesamiento de Broadview y nunca le proporcionaron un extractor de leche. Declaró que nunca fue evaluada por un profesional médico mientras estuvo bajo custodia del gobierno. Guzmán tuvo que lidiar con el dolor de la recuperación de su cesárea, así como con su diabetes tipo 1, con los suministros que llevaba en su mochila al momento de su arresto.

ICE no respondió a una solicitud de comentarios sobre la detención de Guzmán ni sobre las condiciones generales en Broadview para las inmigrantes que han dado a luz recientemente. Los profesionales médicos afirman que las condiciones de muchos centros de detención —hacinamiento, suciedad y acceso irregular a atención médica, alimentos y agua— representan una amenaza para la salud de la mayoría de las personas.

Representan una preocupación especialmente grave para quienes, como Guzmán, aún lidian con el peso físico y psicológico de la recuperación posparto.

Informes de prensa, abogados, legisladores demócratas y activistas por los derechos de los inmigrantes han identificado docenas de casos de personas embarazadas, en período de posparto y lactantes que han sido detenidas y cuya salud se ha visto afectada como consecuencia. Sin embargo, se desconoce la cifra total: en marzo, el Congreso, de mayoría republicana, dejó sin efecto el requisito de que el DHS informara dos veces al año sobre el número de personas embarazadas, en período de posparto y lactantes que han sido detenidas.

La administración de Trump se ha negado a proporcionar esa información a pesar de las reiteradas solicitudes de legisladores, The 19th y otros.

Ahora, mientras el gobierno amplía su campaña de control migratorio, trasladando su estrategia de Chicago a Charlotte y Nueva Orleans, el caso de Guzmán ofrece una perspectiva poco común sobre la detención de inmigrantes embarazadas y en posparto. Guzmán también se encuentra entre el creciente número de inmigrantes detenidos a pesar de no tener antecedentes penales, incluso cuando el gobierno insiste en que su agenda de control migratorio se centra en delincuentes y en personas que representan una amenaza para la seguridad del país.

Nayra Guzmán shows her continuous glucose monitor on her arm on November 24, 2025, in Cicero, Illinois. She was detained while recovering from a C-section and managing Type 1 diabetes.

Nayra Guzmán lleva un monitor de glucosa en el brazo. Fue detenida mientras se recuperaba de una cesárea y controlaba su diabetes tipo 1.

Jamie Kelter Davis para The 19th

La familia había terminado de desayunar y subía al auto con cierta urgencia. La hija de Guzmán seguía en la UCIN, sin poder comer ni respirar por sí sola. Los médicos habían programado una reunión para revisar el pronóstico y los planes de atención del bebé, y Guzmán también quería estar presente para la alimentación de su hija al mediodía.

Cuando Guzmán se dispuso a abrocharse el cinturón de seguridad, miró por la ventana y se dio cuenta de que estaban rodeados. Por el aspecto de las camionetas blancas, contó Guzmán, la familia supo de inmediato que estaban siendo detenidos por agentes de inmigración.

Guzmán recuerda que los agentes les preguntaron dónde habían nacido y qué documentación podían presentar. La familia, que llegó al país hace tres años, mostró a los agentes sus permisos de trabajo y les explicó que tenía una solicitud de asilo pendiente. También explicaron que se dirigían a la UCIN, y un agente se acercó a Guzmán para preguntarle cuánto tiempo había transcurrido desde el nacimiento. Con esa información, no la esposaron mientras estaba detenida.

Guzmán preguntó si podía llamar al hospital para avisarles que no iría ese día. Guzmán recuerda que un agente le dijo que tendría que hablar de eso con un juez, quien decidiría si la liberaría o si regresaría a México. Los agentes le explicaron que, después del procesamiento, probablemente iría a un centro de detención de larga duración en Kentucky.

“En ese momento, sentí miedo”, contó Guzmán. “Pensé: ‘El gobierno va a tomar la custodia de mi hija. Voy a estar detenida y no podré hacer nada por ella’. Si mi hija no se recupera conmigo allí, pensé, mucho menos si me arrestan”.

Hasta ese momento, Guzmán dijo que el dolor y la dificultad de su propia recuperación habían sido eclipsados por los de su hija. Cuando estaba con ella, todo se desvanecía. Mientras la detenían, se hizo más evidente.

Nayra Guzmán’s brother and mother make breakfast in their kitchen on November 24, 2025, in Cicero, Illinois. The family had been preparing to drive to the NICU when they were detained.

El hermano y la madre de Nayra Guzmán en la cocina de su casa en Cicero. La familia se preparaba para manejar a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) cuando fueron detenidos.

Jamie Kelter Davis para The 19th

La incisión de la cesárea de Guzmán le punzaba durante el viaje a Broadview. El agente al volante manejaba a toda velocidad sobre baches, dijo, a pesar de las súplicas de su hermano, quien le dijo que Guzmán se encontraba en un estado delicado tras la cirugía, que implicó cortar siete capas de tejido.

“¿Cómo es posible que vaya hasta Kentucky, en este estado, a seis horas de distancia? Me arde la cicatriz. Se supone que debería estar descansando”, pensó.

Al llegar a Broadview, dijo Guzmán, la llevaron a una habitación y dos agentes de inmigración la examinaron. Le pidieron a Guzmán que explicara cómo funcionaban su bomba de insulina y su monitor y qué medicamentos llevaba en su mochila. Un agente le pidió a Guzmán que se quitara la faja abdominal, una prenda elástica que sujeta el abdomen tras la cirugía. Ella se negó, explicando que sin ella le costaría mucho soportar el dolor.

“Escuché a otro agente decir: ‘Déjasela. Se la quitarán en el centro de detención”’, recordó Guzmán.

Finalmente, la trasladaron a una celda para mujeres junto con su madre. Les dieron agua y un sándwich a eso de las 3 p.m., dijo Guzmán, su primera comida desde que las detuvieron alrededor de las 10 a.m.

Los únicos lugares para descansar dentro de la celda eran pequeñas bancas. Guzmán pasó la noche en una, sin cobija ni nada más que lo que llevaba puesto.

“Fue realmente incómodo. Llevaba dos capas de leggings, dos capas de calcetines, mi sudadera y seguía congelándome”, contó Guzmán. “Una vez acostada, no podía moverme del dolor. Y luego empecé a sentir calambres en el útero”.

La recuperación de una cesárea suele implicar de seis a ocho semanas de descanso, movimientos suaves, cuidado de la herida y manejo del dolor. Como mínimo, las pacientes que se encuentran a sólo 15 días de una cesárea necesitan una cama, acceso a un extractor de leche, agua potable y un baño sanitario para cambiarse las toallas sanitarias, explicó la Doctora Beth Cronin, ginecóloga-obstetra de Rhode Island y presidenta del Comité para la Promoción de la Equidad en la Atención Médica Obstétrica y Ginecológica del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos. Necesitan acceso a una ducha y necesitan comida adicional, especialmente si están amamantando.

“Esas son necesidades médicas. Nunca se le daría un lugar a una persona recién sometida a una cirugía mayor”, dijo Cronin al enterarse del caso de Guzmán. El riesgo de infección es mayor para las pacientes con diabetes tipo 1, añadió.

La detención de Guzmán se complicó aún más porque estuvo recluida en un centro de procesamiento temporal de ICE, que carecía de los servicios de los centros de detención de larga duración.

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Nayra Guzmán en su casa en Cicero a finales de noviembre.

Jamie Kelter Davis para The 19th

En una demanda colectiva presentada el 30 de octubre, nueve días después de la liberación de Guzmán, personas detenidas en Broadview describieron celdas sucias y abarrotadas; escasez de comida y agua; falta de acceso a duchas, jabón o suministros menstruales; atención médica inadecuada; y condiciones gélidas por la noche. Varias personas con diabetes afirmaron que solo les daban un sándwich en cada comida, aunque el pan puede causar picos de azúcar en la sangre. Días después, un juez declaró que los relatos le parecían “muy creíbles” y describió las condiciones como “innecesariamente crueles”.

En otro caso, presentado por una mujer lactante detenida el 30 de octubre y liberada un día después, funcionarios del gobierno admitieron no tener conocimiento de ninguna instalación en Broadview —como una sala de lactancia o un extractor de leche— que permitiera a las inmigrantes detenidas extraerse leche materna.

“La supervisión de este centro es urgente, ya que los proveedores de servicios legales y nuestros electores han expresado su preocupación por las malas condiciones en Broadview”, se lee en una carta firmada por los dos senadores estatales y sus 14 representantes demócratas, a quienes se les ha negado la entrada para evaluar las condiciones del centro. “Estos informes denuncian instalaciones sanitarias insalubres; propagación de enfermedades; hacinamiento continuo; detenidos durmiendo en el suelo o en sillas; falta de acceso a alimentos, agua o productos de higiene; comunicación restringida con familiares y abogados; e imposibilidad de acceder a medicamentos”.

“Ya sea un centro de detención o cualquier edificio federal dependiente del Departamento de Seguridad Nacional, debemos asegurarnos de promulgar y aplicar las políticas para proteger a las personas”, declaró la representante Delia Ramírez, quien representa a un distrito del área de Chicago y ha estado presionando por una mayor transparencia en torno a las condiciones en Broadview.

Bajo cualquier circunstancia, afirmó Cronin, tener un recién nacido que requiere cuidados intensivos puede resultar profundamente traumático para alguien que acaba de parir. Un gran conjunto de investigaciones médicas sugiere que el vínculo temprano entre un padre y un recién nacido puede ayudar a nutrir el desarrollo cerebral del bebé (estimulando el desarrollo social, emocional y cognitivo) y puede aliviar la ansiedad en una persona recién nacida.

Guzmán dijo que antes de su arresto, estaba en el hospital a diario y que a menudo tenía contacto piel a piel con su hija. Mientras estuvo detenida, Guzmán no tuvo acceso a ninguna información sobre su hija. Un familiar contactó a abogados de inmigración para demandar la liberación de Guzmán; los mismos abogados designaron al padre de Guzmán como tutor temporal de su hija. Su padre y su tío manejaron al hospital, arriesgándose a ser detenidos, para visitar a la bebé mientras Guzmán estaba detenida.

“Incluso si tuvo un parto vaginal sin complicaciones ni incisión, sigue siendo un hecho que se separa a una persona recién nacida de su bebé de esta manera y se la pone en riesgo de contraer infecciones, enfermarse, no recibir una alimentación adecuada ni poder vaciar sus pechos”, destacó Cronin. “Y todo eso es aterrador”.

Guzmán’s newborn daughter in the NICU in the greater Chicago area in October 2025. The baby was admitted shortly after birth after struggling to breathe and remained hospitalized while Guzmán was detained.

La hija recién nacida de Nayda Guzmán en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) del área metropolitana de Chicago en octubre. La bebé ingresó poco después de nacer debido a dificultades respiratorias y permaneció hospitalizada mientras Guzmán estuvo detenido.

Proporcionada por Nayra Guzmán

Alegando la salud de Guzmán y la de su hija recién nacida, sus abogados solicitaron con éxito a un juez que ordenara la liberación de la familia. Los tres salieron de Broadview a eso de las 8 p.m. del 21 de octubre, evitando así ser trasladados a un centro de detención de larga duración, como el de Kentucky. Era demasiado tarde para ir al hospital ese día. La familia esperó cerca de 30 minutos bajo la lluvia antes de que sus abogados pudieran recogerlos, según Laura Smith, abogada que abogó por la liberación de Guzmán y su familia. Su primera parada fue para comer en Portillo’s, una cadena local de comida rápida especializada en hot dogs al estilo Chicago.

Incluso subir un tramo de escaleras era difícil para Guzmán, recordó Smith: tenía que caminar hacia atrás, con el apoyo de su familia.

Tras su liberación, Guzmán enfermó con síntomas parecidos a los de la gripe, lo que la mantuvo separada de su hija durante casi una semana. Después de pasar casi dos días con poca comida y agua, y sin acceso a un extractor de leche, Guzmán relató que se le acabó la leche materna.

Si bien su hija ha mejorado mucho, sigue necesitando atención en la UCIN. Guzmán dijo que su hija aún depende de una sonda de alimentación y que los médicos han ordenado más pruebas para llegar a un diagnóstico. Salir, incluso para ver a su hija, se siente peligroso como antes.

An ultrasound photo is surrounded by toys and baby clothing in the room of Nayra Guzmán on November 24, 2025, in Cicero, Illinois. Guzmán’s two-month-old daughter remains in the NICU with a feeding tube.

Una ecografía de su bebé rodeada de juguetes y ropa de bebé en la habitación de Nayra Guzmán en Cicero. Su hija de dos meses permanece en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN)con una sonda de alimentación.

Jamie Kelter Davis para The 19th

“Cuando llegué a casa, me sentí aliviada. Pero al día siguiente, tuve que afrontar la realidad. Me decía a mí misma: ‘Tienes que salir de casa y ver a tu bebé’. Pero tenía un miedo terrible de que me detuvieran de nuevo”, contó Guzmán.

No hay un caso de deportación activo contra Guzmán, y su solicitud de visa sigue pendiente. Sigue teniendo recuerdos de su arresto y detención: el sonido de las cadenas y esposas que lanzaban los agentes de inmigración, los gritos, la forma en que los hombres llegan al centro de detención “todos golpeados y sucios”.

“Es un miedo profundo y la sensación de que hay ojos observándote por todas partes”.

Mel Leonor Barclay y Shefali Luthra, quienes cubren política y salud reproductiva respectivamente, reportan para The 19th, una sala de redacción independiente y sin fines de lucro enfocada en género, política, políticas públicas y poder.

Traducido con una herramienta de inteligencia artificial (AI) y editado por La Voz Chicago

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